- Primer estilo o de incrustaciones:
Tiene origen helenístico y corresponde al siglo II a. C., extendiéndose hasta principios del siglo I a. C. Destaca por su decoración de paredes revestidas de mármol. Los mejores ejemplos de este tipo de pintura se encuentran en la Casa del Fauno de Pompeya.
- Segundo estilo o arquitectónico:
Corresponde a justo antes del siglo I a. C. Muestra un deseo de abrir los muros a una cierta idea de la perspectiva con el propósito de ofrecer una sensación de profundidad.
- Tercer estilo u ornamental:
Coincide con la primera mitad del siglo I. En esta fase desaparecen los efectos espaciales arquitectónicos, y la decoración sigue enmarcando cuadros con figuras o paisajes. Hay una menor preocupación por dar profundidad a las escenas, aumentando por el contrario los elementos de carácter decorativo
- Cuarto estilo o del ilusionismo arquitectónico:
Corresponde a la segunda mitad del siglo I a. C. Es una especie de síntesis de las tendencias anteriores, dominadas por una escenografía fantástica donde se combinan los motivos imaginarios y las perspectivas arquitectónicas. El mejor ejemplo lo encontramos en los frescos de la Villa de los Misterios de Pompeya.
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